Nuestra acción hermenéutica está ubicada desde la Indianidad. No podemos separarla de un compromiso ético que emerge de la vida misma. Revisamos un conjunto documental de manera analítica. Percibimos la necesidad de darle solución a un problema histórico secular, vale decir de quinientos años.
Como observador nos ubicamos tras la experiencia del curador del archivo histórico de la Dirección de Fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela durante quince años. A esto le sumamos la experiencia académica de un pregrado en Historia de América, donde además había realizado trabajos de campo en ciudades pre colombinas cuyos resultados fueron proyectados y sometidos a la evaluación académica durante el tiempo que realicé la carrera en la Escuela de Historia de la Universidad Central.
De tal suerte que mi perspectiva académica, además de ser poco común, estaba proyectada desde un compromiso ético que provenía de un proceso previo de encuentro de la identidad ancestral durante los años próximos a mi egreso del Bachillerato, y el ingreso a la Universidad. La motivación por realizar estudios académicos fue motivada por esa búsqueda espiritual del encuentro con una memoria ancestral encubierta por la colonialidad del poder.
Esta realidad permitió concebir una impresión, elucubrar sobre el contenido de la documentación proveniente de un régimen político, de una política del Estado identificada entonces como indigenismo, al cual le había dedicado algunos trabajos de investigación en el pregrado. Así fue como durante la realización de la escolaridad en la maestría en Relaciones Exteriores, sucedieron dos asuntos que motivaron definitivamente la decisión de estudiar las relaciones entre las políticas públicas indigenistas del Estado venezolano con los lineamientos científicos emanados de un organismo internacional. Me refiero al Instituto Indigenista Interamericano.
El primer asunto que me impulsó a realizar ese trabajo de maestría fue la rebelión presidida por el comandante Marco de Chiapas, precisamente en México, y el segundo, la disponibilidad de las fuentes, que no sólo había revisado para clasificar las, sino que lo había hecho con una motivación personal, y tenía no sólo algunas interrogantes hechas, sino que de manera casi inconsciente tenía la convicción de que las políticas públicas relativas relativas al indigenismo, habían sido realizadas para solucionar todo tipo de problemas, excepto el de los indígenas mismos, porque a ellos no se les consideraba como a unos iguales, tal como pude entender solo cuando hube realizado la primera redacción del trabajo: los funcionarios encargados de diseñar y de realizar las políticas públicas no habían abandonado, el punto de vista de la voluntad del poder colonial para la realización de las políticas indigenistas. El caso más patético el de la burócrata del ministerio de Educación a quien escogieron como jurado examinadora de mi trabajo. Precisamente porque estaba ubicada desde la perspectiva de una epistemología de la dominación colonial. Actuaba como una suerte de monjita de las misiones, pero con fachada de científico social.
Nuestra propuesta, respondía a algo muy evidente, tan evidente que nadie lo escribía. Pero relucía en el análisis hermenéutico de la documentación, un elemento común en referencias fechadas durante medio milenio de relación del Estado con la Indianidad. Desde el Gobierno de los reyes Católicos, hasta los días cuando era discutida la Constitución Bolivariana prevalecía un discurso colonialista, la misma ideología de la voluntad de poder, de una relación de dominio del Estado con la Indianidad. Era necesario que alguien preguntara ¿Donde está el punto de vista de la Indianidad en relación a las políticas que el Estado, a través de sus diferentes regímenes políticos y a través de la historia había llevado a cabo durante medio milenio de relación?
Las teorías que el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos del siglo XX permitía para explicar los temas de relaciones internacionales estaban limitadas a una disciplina intelectual, comprometida con los intereses hegemónicos foráneos. La única alternativa fue la creación de un marco histórico, dentro del marco teórico elaborado para explicar el problema analizado, pero elaborado junto con una matriz epistemológica concebida desde la perspectiva de la Indianidad.
Para elaborar una matriz concebida desde la perspectiva de Indianidad utilizamos el lenguaje ideográfico, el de los símbolos, pero no porque el punto de vista indio no esté al nivel necesario para comunicarse en el alfabeto castellano, sino que no tiene sentido, por ejemplo buscar una categoría régimen monárquico por la de régimen republicano, si desde mi perspectiva india, la relación de dominio que mantienen los republicanos con migo no cambia para nada. Siempre me mandan a retirar el pie que tengo sobre la tierra, porque van a sacar algún mineral, de abajo de ella.
Aunque el limitado y estructurado cerebro de los profesores quedaba corto para permitir este tipo de audacias que no aparecían en sus libritos, como diría Simón Rodríguez, porque aquella epistemología del siglo XX todavía estaba ubicada desde la lógica del dominador, afortunadamente como al año, con el proyecto de tesis en poder del Consejo Académico, me presenté con el primer borrador del trabajo de grado en la mano, y les prometí consignarlo a un tribunal, para ejercer mi derecho a evaluación. Así se cumplió la primera etapa para la realización de Medio Milenio de Olvido.
Lo referido hasta el presente es un preámbulo para localizar el punto de partida de la exposición que presentamos como histórica, para entrar en materia sobre la evolución jurídica de la relación del Estado Venezolano con la Indianidad. De esta manera vamos a recordar con estas imágenes, los comentarios que hicimos esa mañana en el auditorio del Octavo piso, de la Asamblea Nacional.
Tratando de preparar a la audiencia para manejar con detalle esta idea, nos vinimos desde los tiempos de la mundialización del paleolítico hasta el establecimiento del Régimen Colonial. Comenzamos estableciendo la presencia de dos ejes conductores para la ponencia. Nos referimos por una parte a la aventura humana que comienza motivada por la voluntad de vivir y de pronto se ve obstruida por la voluntad de poder para luego recomendar la lectura de dos autores que han tratado a nivel de reflexión filosófica,los temas de la voluntad de vivir y de la voluntad de poder.
Para efectos de nuestra ubicación ética de que ha sido este proyecto, señalamos que está enfocado en el sentido de la la conformación de dos voluntades, debemos dejar sentado dentro de este aspecto teórico que entendemos la voluntad de vivir como un impulso irracional, motivado por la necesidad de conservar la especie, la vida tal como la concibe Arthur Schopenhauer, manifiestas en éxodo del género humano durante cien mil años del paleolítico, impulsados por la voluntad de vivir; frente al entusiasmo inicial con que lo acogió Nietzsche, quien lo complementa cuando le agrega el concepto de voluntad de poder como una pluralidad de fuerzas vitales que le salen al paso, a partir de que la humanidad avanza en su revolución agraria, el dominio de la herrería y la domesticación del caballo. Hecha esta aclaratoria que consideramos necesaria para explicar la necesidad de identificar la brecha entre la humanidad y la indianidad.
Comenzamos explicando porqué es necesario traer a colación el hecho que desde hace seis millones de años guardamos memoria de la voluntad de vivir. Es necesario tomar en cuenta que los ancestros más antiguos del homo sapiens conservan sus restos en África.
Comenzamos explicando porqué es necesario traer a colación el hecho que desde hace seis millones de años guardamos memoria de la voluntad de vivir. Es necesario tomar en cuenta que los ancestros más antiguos del homo sapiens conservan sus restos en África.
La conciencia de ese origen común de la humanidad, diluye el concepto de raza, y ubica la brecha entre humanidad e indianidad a un asunto netamente cultural. Pero alimenta algo muy importante desde el punto de vista ético, nos ubica a todos como a una misma comunidad histórica, como a iguales. De allí la importancia de quienes se colocan en el área de los intereses de la voluntad de vivir, y quiénes sobre los intereses de la voluntad de poder. Por los momentos remitimos a los autores señalados, para ampliar el sentido que les damos a estos términos, que lo demás se expresan claramente por ellos mismos.
Fotografía NFM 2010 |
De tal suerte que nos ubicamos en una carrera evolutiva, en una lenta marcha de cien mil años para llegar hasta la mundialización del paleolítico. Es la voluntad de vivir que nos ha guiado hasta aquí.
Nos encontramos ante una de las rutas de acceso del ser humano hasta América. Migración por la voluntad de vivir. Pero también tenemos noticias, entre muchos hallazgos arqueológicos con data más reciente que el de las pinturas rupestres de la Pedra Furada en Brasil.