Tanto
para el militar en la guerra, como para el político en la diplomacia, es
imprescindible contar con un concepto de historia estratégica. Ella investiga el conflicto que
afecta todo acontecer histórico, cultural, económico, social y político que está
dado por una constante histórica secular en nuestra América. La confrontación
de dos fuerzas agrupadas en oposición. La fuerza del dominio colonial frente a
la fuerza de resistencia liberadora. Ningún hecho histórico, por más
insignificante que parezca, puede escapar a esta realidad histórica. La visión estratégica puede representarse mediante una fórmula provisional que ayudar a mentalizar, o a visualizar en nuestra mente una expresión simplificada.
La Fuerza de Dominio Colonial opuesta a la Fuerza de Resistencia Liberadora Elevada a la sumatoria de las Potencias Coloniales |
Para la aplicación eficaz de las estrategias y
soluciones tácticas en virtud de la seguridad y defensa integral, ha sido
necesario enfocar una visión histórica capaz
de apreciar y valorar las dos fuerzas en conflicto, considerando que la percepción
de la realidad histórica no sea producto de una opinión, sino surja como
resultado de una observación sistemática capaz de trascender lo ideal y lo material.
Vale decir, que parta desde la Realidad
Histórica como concepto elaborado, como producto de una reflexión sistemática. Gracias
a la Fortuna, contamos con un concepto filosófico, tal como lo desarrolló el
padre Ignacio Ellacuría en su tesis doctoral difundida en una publicación
póstuma por Editorial Trotta con el título de Filosofía de la Realidad Histórica
en 1991.
El padre Ellacuría durante una intervención pública en los días de la Guerra de El Salvador |
La verdad y la realidad son construidas de manera colectiva, en la sociedad, en una comunidad histórica, en la familia, en el barrio, la urbanización o en la parroquia.
Lo que está hecho es la historia, pero lo que estamos haciendo, es la continuación de esa historia. Si estamos conscientes de ello, obramos con conciencia histórica. Un compromiso ético del cual nos ocuparemos más adelante. Por ahora nos interesa precisar que se trata de la Historia como lugar de realización de la Ética cristiana y como un proceso de
construcción donde el ser humano está obligado a discernir la Historia,
asumirse responsable del proceso de creación de las posibilidades humanas, no
solo como hijos de Dios en el sentido de la fraternidad cristiana, sino además,
como especie en evolución.
Sin perder el hilo del concepto estratégico. Vinculemos esta reflexión a la
apreciación adecuada de las debilidades y fortalezas políticas, económicas,
sociales, y hasta culturales que dependen de un método sencillo para establecer la adecuada
ubicación dentro del proceso histórico, en la realidad histórica establecida
desde la observación del pasado inmediato percibido como consecuencia del
pasado histórico no tan inmediato. Si contamos con una visión fantástica del
pasado, es imposible formarnos una visión real del presente. Es algo que parece
simple, pero requiere su justa y reiterada atención.
Si
no nos formamos un sentido estratégico de la historia, esta no pasa de un
estímulo emocional, una religiosidad del heroísmo o un historicismo decadente y
anti funcional. Hemos hablado de tener presente el proceso histórico
que nos llega desde la historia como un proceso directo de nuestros padres y
nuestros ante pasados. Tan real como nuestras vidas. Mencionamos la ética, y lo
primero a lo que nos hacen referencia como idea relacionada es la Moral. Bien,
la moral como conjunto de principios que nos ayudan a vivir en armonía con la
sociedad, como un arte para morar, para vivir en sociedad.
La ética en el
sentido como la pensaban los Griegos. El ethos, que va más allá de lo moral
para penetrar en la vida misma. Ethos como un conjunto de principios para vivir
en armonía en el interior de nosotros mismos, vivir con el espíritu de nuestros
ante pasados que han perpetuado sus vidas en nuestros genes. Tenemos marcados
las señas en una muestra de nuestro cabello o en la sangre. Somos esa misma
vida, y seremos la vida que perpetuemos en nuestros hijos. La conciencia de esa
realidad genera un compromiso con la vida de ellos y la de nosotros, de los que
somos y seremos en ellos cuando hayamos partido de este plano físico, compromiso
con aquellos donde dejamos nuestra vida. Pregúntenle a su ADN.
El filósofo Josu Landa de la Universidad Nacional Autónoma de México durante uno de sus seminarios sobre Éticas de Crisis (Cinismo, epicureismo, estoicismo) |
Consciencia Histórica Pensada como armamento para la defensa.
Hace rato que llegó la hora de pensar en el
conocimiento de la historia como un armamento muy útil, así como en la década
de los ochenta del siglo veinte, el Ministerio de la Defensa reconoció en las comunicaciones un arma
estratégica. Formarse un mapa mental de la manera como dividiéndonos se mantuvo
el dominio, y uniéndonos alcanzamos la independencia política. Esta es una idea
básica para entender la dialéctica de una historia para la liberación.
En
este nuevo milenio, ante las nuevas generaciones de guerra, establecer un
concepto de Realidad Histórica es indispensable para no errar la táctica de
comprensión del sentido de la Soberanía. No es un hecho fortuito ni aislado que
los primeros conquistadores, una vez invadida América hablaran del olvido del
pasado. Tampoco es casualidad que siempre los actuales aspirantes a
administradores coloniales lo repitan. Tampoco es casualidad que el triunfo de
los ejércitos patriotas lograra su objetivo después que Bolívar lograra
unificar el mando. La liberación civil también debe nutrirse de ese concepto
bolivariano: de la unión surge la fuerza liberadora. Une y liberarás.
El programa de Historia de Venezuela está
planteado en términos de elaborar un análisis de los períodos históricos de
Venezuela desde los primeros pobladores hasta la llegada del europeo y, conocer
su organización social, política, cultural, económica a través de la
observación de los hechos históricos mediante la lectura y la investigación
documental. Esta realidad se comprende en su justa dimensión cuando apreciamos
los influjos del conflicto que subyace tras todo recuerdo histórico, los
intereses de las potencias económicas y militares en un mundo multipolar.
Aquí
nos ubicamos en la realidad histórica del presente manifestada en la Ley del
Plan de la Patria. Documento que en el futuro servirá para ubicar a los
historiadores con respecto al rumbo que asumíamos, lo que será en el futuro
para ellos, nuestra realidad histórica.
José Manuel Briceño Guerrero (1929 2014) |
Para entender la Independencia como proceso
histórico, debemos observarla desde la conformación inicial de la dependencia.
Nos presentamos ante una cultura dominante que impone su cosmovisión en los
mundos distintos al suyo. Esta cosmovisión que el filósofo venezolano caracterizó
la cosmovisión de Europa la primera en su libro, El Laberinto de los tres minotauros,
Caracas, Monte Ávila Editores, 1994. Allí explica en detalle: cómo los cuatros principios integran la
cosmovisión europea, la cual al ser implantada en América, recrea la cultura
española con un germen de resistencia y rebeldía. A cada uno de esos principios
los representamos con un símbolo que los expresa para llevarlos con más
facilidad, tanto en planos mentales, o como ayuda memoria. El filósofo explicó
detalladamente cómo se relacionan estos principios, los sustituimos por
símbolos para manejarnos con su sentido resumido en ellos. Representamos la
cultura hegemónica y sus instituciones de manera simbólica y los combinamos
para explicar su dinámica.
Llegó a formularse una teoría de la dependencia[i], a
la cual no se le consideró en una justa dimensión, como para que lograra
llevarla a un plano más integral en cuanto al estudio más extenso dentro del
concepto de Independencia Integral. Entender cómo evolucionó el proceso de
dependencia para poder entender: ¿De qué nos independizamos y cómo generamos
nuevas formas de dependencia?
Es
menester una visión geopolítica y geoestratégica que nos permita apreciar cómo
fueron desplegadas las fuerzas de dominación, una vez concluida la invasión del territorio, el sometimiento y la
conquista continental; cómo y cuáles fueron los nudos que nos ataron (a la
América toda, Abya Yala) a la dependencia foránea, y si realmente es verdad
que todos esos nudos o vectores de la fuerza de dominación colonial fueron desatados
integralmente, o si fueron sustituidos por otros. En resumen, saber por qué la
lucha por la independencia continúa.
[i] La
Teoría de la Dependencia salió al paso a la Teoría del desarrollo elaborada
entre los años 50 y 70 del siglo XX.
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