lunes, 17 de noviembre de 2014

Visión Estratégica de la Historia Eloy Reverón

Tanto para el militar en la guerra, como para el político en la diplomacia, es imprescindible contar con un concepto de historia estratégica. Ella investiga el conflicto que afecta todo acontecer histórico, cultural, económico, social y político que está dado por una constante histórica secular en nuestra América. La confrontación de dos fuerzas agrupadas en oposición. La fuerza del dominio colonial frente a la fuerza de resistencia liberadora. Ningún hecho histórico, por más insignificante que parezca, puede escapar a esta realidad histórica. La visión estratégica puede representarse  mediante una fórmula provisional que ayudar a mentalizar, o a visualizar en nuestra mente una expresión simplificada.
La Fuerza de Dominio Colonial
opuesta a la
Fuerza de Resistencia Liberadora
Elevada a la sumatoria
de las Potencias Coloniales

Para la aplicación eficaz de las estrategias y soluciones tácticas en virtud de la seguridad y defensa integral, ha sido necesario  enfocar una visión histórica capaz de apreciar y valorar las dos fuerzas en conflicto, considerando que la percepción de la realidad histórica no sea producto de una opinión, sino surja como resultado de una observación sistemática capaz de trascender lo ideal y lo material. 
Vale decir, que parta desde la Realidad Histórica como concepto elaborado, como producto de una reflexión sistemática. Gracias a la Fortuna, contamos con un concepto filosófico, tal como lo desarrolló el padre Ignacio Ellacuría en su tesis doctoral difundida en una publicación póstuma por Editorial Trotta con el título de Filosofía de la Realidad Histórica en 1991.                     
El padre Ellacuría durante una intervención pública
en los días de la Guerra de El Salvador 
La verdad y la realidad son construidas de manera colectiva, en la sociedad, en una comunidad histórica, en la familia, en el barrio, la urbanización o en la parroquia.
Lo que está hecho es la historia, pero lo que estamos haciendo, es la continuación de esa historia. Si estamos conscientes de ello, obramos con conciencia histórica. Un compromiso ético del cual nos ocuparemos más adelante. Por ahora nos interesa precisar que se trata de la  Historia como lugar de realización de la Ética cristiana y como un proceso de construcción donde el ser humano está obligado a discernir la Historia, asumirse responsable del proceso de creación de las posibilidades humanas, no solo como hijos de Dios en el sentido de la fraternidad cristiana, sino además, como especie en evolución.

Sin perder el hilo del concepto estratégico. Vinculemos esta reflexión a la apreciación adecuada de las debilidades y fortalezas políticas, económicas, sociales, y hasta culturales que dependen de un método sencillo para establecer la adecuada ubicación dentro del proceso histórico, en la realidad histórica establecida desde la observación del pasado inmediato percibido como consecuencia del pasado histórico no tan inmediato. Si contamos con una visión fantástica del pasado, es imposible formarnos una visión real del presente. Es algo que parece simple, pero requiere su justa y reiterada atención.

Si no nos formamos un sentido estratégico de la historia, esta no pasa de un estímulo emocional, una religiosidad del heroísmo o un historicismo decadente y anti funcional. Hemos hablado de tener presente el proceso histórico que nos llega desde la historia como un proceso directo de nuestros padres y nuestros ante pasados. Tan real como nuestras vidas. Mencionamos la ética, y lo primero a lo que nos hacen referencia como idea relacionada es la Moral. Bien, la moral como conjunto de principios que nos ayudan a vivir en armonía con la sociedad, como un arte para morar, para vivir en sociedad.
El filósofo Josu Landa
 de la Universidad Nacional Autónoma de México
durante uno de sus seminarios sobre Éticas de Crisis
 (Cinismo, epicureismo, estoicismo)
La ética en el sentido como la pensaban los Griegos. El ethos, que va más allá de lo moral para penetrar en la vida misma. Ethos como un conjunto de principios para vivir en armonía en el interior de nosotros mismos, vivir con el espíritu de nuestros ante pasados que han perpetuado sus vidas en nuestros genes. Tenemos marcados las señas en una muestra de nuestro cabello o en la sangre. Somos esa misma vida, y seremos la vida que perpetuemos en nuestros hijos. La conciencia de esa realidad genera un compromiso con la vida de ellos y la de nosotros, de los que somos y seremos en ellos cuando hayamos partido de este plano físico, compromiso con aquellos donde dejamos nuestra vida. Pregúntenle a su ADN.
Consciencia Histórica Pensada como armamento para la defensa.
Hace rato que llegó la hora de pensar en el conocimiento de la historia como un armamento muy útil, así como en la década de los ochenta del siglo veinte, el Ministerio de la Defensa  reconoció en las comunicaciones un arma estratégica. Formarse un mapa mental de la manera como dividiéndonos se mantuvo el dominio, y uniéndonos alcanzamos la independencia política. Esta es una idea básica para entender la dialéctica de una historia para la liberación. 

En este nuevo milenio, ante las nuevas generaciones de guerra, establecer un concepto de Realidad Histórica es indispensable para no errar la táctica de comprensión del sentido de la Soberanía. No es un hecho fortuito ni aislado que los primeros conquistadores, una vez invadida América hablaran del olvido del pasado. Tampoco es casualidad que siempre los actuales aspirantes a administradores coloniales lo repitan. Tampoco es casualidad que el triunfo de los ejércitos patriotas lograra su objetivo después que Bolívar lograra unificar el mando. La liberación civil también debe nutrirse de ese concepto bolivariano: de la unión surge la fuerza liberadora. Une y liberarás.

El programa de Historia de Venezuela está planteado en términos de elaborar un análisis de los períodos históricos de Venezuela desde los primeros pobladores hasta la llegada del europeo y, conocer su organización social, política, cultural, económica a través de la observación de los hechos históricos mediante la lectura y la investigación documental. Esta realidad se comprende en su justa dimensión cuando apreciamos los influjos del conflicto que subyace tras todo recuerdo histórico, los intereses de las potencias económicas y militares en un mundo multipolar. 

Aquí nos ubicamos en la realidad histórica del presente manifestada en la Ley del Plan de la Patria. Documento que en el futuro servirá para ubicar a los historiadores con respecto al rumbo que asumíamos, lo que será en el futuro para ellos, nuestra realidad histórica. 

José Manuel Briceño Guerrero
(1929 2014)
Para entender la Independencia como proceso histórico, debemos observarla desde la conformación inicial de la dependencia. Nos presentamos ante una cultura dominante que impone su cosmovisión en los mundos distintos al suyo. Esta cosmovisión que el filósofo venezolano caracterizó la cosmovisión de Europa la primera en su libro, El Laberinto de los tres minotauros, Caracas, Monte Ávila Editores, 1994. Allí explica en detalle: cómo los cuatros principios integran la cosmovisión europea, la cual al ser implantada en América, recrea la cultura española con un germen de resistencia y rebeldía. A cada uno de esos principios los representamos con un símbolo que los expresa para  llevarlos con más facilidad, tanto en planos mentales, o como ayuda memoria. El filósofo explicó detalladamente cómo se relacionan estos principios, los sustituimos por símbolos para manejarnos con su sentido resumido en ellos. Representamos la cultura hegemónica y sus instituciones de manera simbólica y los combinamos para explicar su dinámica.

Llegó a formularse una teoría de la dependencia[i], a la cual no se le consideró en una justa dimensión, como para que lograra llevarla a un plano más integral en cuanto al estudio más extenso dentro del concepto de Independencia Integral. Entender cómo evolucionó el proceso de dependencia para poder entender: ¿De qué nos independizamos y cómo generamos nuevas formas de dependencia?

Es menester una visión geopolítica y geoestratégica que nos permita apreciar cómo fueron desplegadas las fuerzas de dominación, una vez concluida  la invasión del territorio, el sometimiento y la conquista continental; cómo y cuáles fueron los nudos que nos ataron (a la América toda, Abya Yala) a la dependencia foránea, y si realmente es verdad que todos esos nudos o vectores de la fuerza de dominación colonial fueron desatados integralmente, o si fueron sustituidos por otros. En resumen, saber por qué la lucha por la independencia continúa.




[i] La Teoría de la Dependencia salió al paso a la Teoría del desarrollo elaborada entre los años 50 y 70 del siglo XX.





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