sábado, 22 de noviembre de 2014

Historia desde la localización de la Indianidad Eloy Reverón


Nuestra acción hermenéutica está ubicada desde la Indianidad. No podemos separarla de un compromiso ético que emerge de la vida misma. Revisamos un conjunto documental de manera analítica. Percibimos la necesidad de darle solución a un problema histórico secular, vale decir de quinientos años.

Como observador nos ubicamos tras la experiencia del curador del archivo histórico de la Dirección  de Fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela durante quince años. A esto le sumamos la experiencia académica de un pregrado en Historia de América, donde además había realizado trabajos de campo en ciudades pre colombinas cuyos resultados fueron proyectados y sometidos a la evaluación académica durante el tiempo que realicé la carrera en la Escuela de Historia de la Universidad Central.

De tal suerte que mi perspectiva académica, además de ser poco común, estaba proyectada desde un compromiso ético que provenía de un proceso previo de encuentro de la identidad ancestral durante los años próximos a mi egreso del Bachillerato, y el ingreso a la Universidad. La motivación por realizar estudios académicos fue motivada por esa búsqueda espiritual del encuentro con una memoria ancestral encubierta por la colonialidad del poder.

Esta realidad permitió concebir una impresión, elucubrar sobre el contenido de la documentación proveniente de un régimen político, de una política del Estado identificada entonces como indigenismo, al cual le había dedicado algunos trabajos de investigación en el pregrado. Así fue como durante la realización de la escolaridad en la maestría en Relaciones Exteriores, sucedieron dos asuntos que motivaron definitivamente la decisión de estudiar las relaciones entre las políticas públicas indigenistas del Estado venezolano con los lineamientos científicos emanados de un organismo internacional. Me refiero al Instituto Indigenista Interamericano. 
El primer asunto que me impulsó a realizar ese trabajo de maestría fue la rebelión presidida por el comandante Marco de Chiapas, precisamente en México, y el segundo, la disponibilidad de las fuentes, que no sólo había revisado para clasificar las, sino que lo había hecho con una motivación personal, y tenía no sólo algunas interrogantes hechas, sino que de manera casi inconsciente tenía la convicción de que las políticas públicas relativas relativas al indigenismo, habían sido realizadas para solucionar todo tipo de problemas, excepto el de los indígenas mismos, porque a ellos no se les consideraba como a unos iguales, tal como pude entender solo cuando hube realizado la primera redacción del trabajo: los funcionarios encargados de diseñar y de realizar las políticas públicas no habían abandonado, el punto de vista de la voluntad del poder colonial para la realización de las políticas indigenistas. El caso más patético el de la burócrata del ministerio de Educación a quien escogieron como jurado examinadora de mi trabajo. Precisamente porque estaba ubicada desde la perspectiva de una epistemología de la dominación colonial. Actuaba como una suerte de monjita de las misiones, pero con fachada de científico social. 

Nuestra propuesta, respondía a algo muy evidente, tan evidente que nadie lo escribía. Pero  relucía en el análisis hermenéutico de la documentación, un elemento común en referencias fechadas durante medio milenio de relación del Estado con la Indianidad. Desde el Gobierno de los reyes Católicos, hasta los días cuando era discutida la Constitución Bolivariana prevalecía un discurso colonialista, la misma ideología de la voluntad de poder, de una relación de dominio del Estado con la Indianidad. Era necesario que alguien preguntara ¿Donde está el punto de vista de la Indianidad en relación a las políticas que el Estado, a través de sus diferentes regímenes políticos y a través de la historia había llevado a cabo durante medio milenio de relación? 
Las teorías que el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos del siglo XX permitía para explicar los temas de relaciones internacionales estaban limitadas a una disciplina intelectual, comprometida con los intereses hegemónicos foráneos. La única alternativa fue la creación de un marco histórico, dentro del marco teórico elaborado para explicar el problema analizado, pero elaborado junto con una matriz epistemológica concebida desde la perspectiva de la Indianidad. 

Para elaborar una matriz concebida desde la perspectiva de Indianidad utilizamos el lenguaje ideográfico, el de los símbolos, pero no porque el punto de vista indio no esté al nivel necesario para comunicarse en el alfabeto castellano, sino que no tiene sentido, por ejemplo buscar una categoría régimen monárquico por la de régimen republicano, si desde mi perspectiva india, la relación de dominio que mantienen los republicanos con migo no cambia para nada. Siempre me mandan a retirar el pie que tengo sobre la tierra, porque van a sacar algún mineral, de abajo de ella.


Aunque el limitado y estructurado cerebro de los profesores quedaba corto para permitir este tipo de audacias que no aparecían en sus libritos, como diría Simón Rodríguez, porque aquella epistemología del siglo XX todavía estaba ubicada desde la lógica del dominador, afortunadamente como al año, con el proyecto de tesis en poder del Consejo Académico, me presenté con el primer borrador del trabajo de grado en la mano, y les prometí consignarlo a un tribunal, para ejercer mi derecho a evaluación. Así se cumplió la primera etapa para la realización de Medio Milenio de Olvido.

Lo referido hasta el presente es un preámbulo para localizar el punto de partida de la exposición que presentamos como histórica, para entrar en materia sobre la evolución jurídica de la relación del Estado Venezolano con la Indianidad. De esta manera vamos a recordar con estas imágenes, los comentarios que hicimos esa mañana en el auditorio del Octavo piso, de la Asamblea Nacional.



Tratando de preparar a la audiencia para manejar con detalle esta idea, nos vinimos desde los tiempos de la mundialización del paleolítico hasta el establecimiento del Régimen Colonial. Comenzamos estableciendo la presencia de dos ejes conductores para la ponencia. Nos referimos por una parte a la aventura humana que comienza motivada por la voluntad de vivir y de pronto se ve obstruida por la voluntad de poder para luego recomendar la lectura de dos autores que han tratado a nivel de reflexión filosófica,los temas de la voluntad de vivir y de la voluntad de poder.
   
Para efectos de nuestra ubicación ética de que ha sido este proyecto, señalamos que está enfocado en el sentido de la la conformación de dos voluntades, debemos dejar sentado dentro de este aspecto teórico que entendemos la voluntad de vivir como un impulso irracional, motivado por la necesidad de conservar la especie, la vida tal como la concibe Arthur Schopenhauer, manifiestas en éxodo del género humano durante cien mil años del paleolítico, impulsados por la voluntad de vivir; frente al  entusiasmo inicial con que lo acogió Nietzsche, quien lo complementa cuando le agrega el concepto de voluntad de poder como una pluralidad de fuerzas vitales que le salen al paso, a partir de que la humanidad avanza en su revolución agraria, el dominio de la herrería y la domesticación del caballo. Hecha esta aclaratoria que consideramos necesaria para explicar la necesidad de identificar la brecha entre la humanidad y la indianidad. 

Comenzamos explicando porqué es necesario traer a colación el hecho que desde hace seis millones de años guardamos memoria de la voluntad de vivir. Es necesario tomar en cuenta que los ancestros más antiguos del homo sapiens conservan sus restos en África.


La conciencia de ese origen común de la humanidad, diluye el concepto de raza, y ubica la brecha entre humanidad e indianidad a un asunto netamente cultural. Pero alimenta algo muy importante desde el punto de vista ético, nos ubica a todos como a una misma comunidad histórica, como a iguales. De allí la importancia de quienes se colocan en el área de los intereses de la voluntad de vivir, y quiénes sobre los intereses de la voluntad de poder. Por los momentos remitimos a los autores señalados, para ampliar el sentido que les damos a estos términos, que lo demás se expresan claramente por ellos mismos.

Fotografía NFM 2010

De tal suerte que nos ubicamos en una carrera evolutiva, en una lenta marcha de cien mil años para llegar hasta la mundialización del paleolítico. Es la voluntad de vivir que nos ha guiado hasta aquí. 

Nos encontramos ante una de las rutas de acceso del ser humano hasta América. Migración por la voluntad de vivir. Pero también tenemos noticias, entre muchos hallazgos arqueológicos con data más reciente que el de las pinturas rupestres de la Pedra Furada en Brasil.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Visión Estratégica de la Historia Eloy Reverón

Tanto para el militar en la guerra, como para el político en la diplomacia, es imprescindible contar con un concepto de historia estratégica. Ella investiga el conflicto que afecta todo acontecer histórico, cultural, económico, social y político que está dado por una constante histórica secular en nuestra América. La confrontación de dos fuerzas agrupadas en oposición. La fuerza del dominio colonial frente a la fuerza de resistencia liberadora. Ningún hecho histórico, por más insignificante que parezca, puede escapar a esta realidad histórica. La visión estratégica puede representarse  mediante una fórmula provisional que ayudar a mentalizar, o a visualizar en nuestra mente una expresión simplificada.
La Fuerza de Dominio Colonial
opuesta a la
Fuerza de Resistencia Liberadora
Elevada a la sumatoria
de las Potencias Coloniales

Para la aplicación eficaz de las estrategias y soluciones tácticas en virtud de la seguridad y defensa integral, ha sido necesario  enfocar una visión histórica capaz de apreciar y valorar las dos fuerzas en conflicto, considerando que la percepción de la realidad histórica no sea producto de una opinión, sino surja como resultado de una observación sistemática capaz de trascender lo ideal y lo material. 
Vale decir, que parta desde la Realidad Histórica como concepto elaborado, como producto de una reflexión sistemática. Gracias a la Fortuna, contamos con un concepto filosófico, tal como lo desarrolló el padre Ignacio Ellacuría en su tesis doctoral difundida en una publicación póstuma por Editorial Trotta con el título de Filosofía de la Realidad Histórica en 1991.                     
El padre Ellacuría durante una intervención pública
en los días de la Guerra de El Salvador 
La verdad y la realidad son construidas de manera colectiva, en la sociedad, en una comunidad histórica, en la familia, en el barrio, la urbanización o en la parroquia.
Lo que está hecho es la historia, pero lo que estamos haciendo, es la continuación de esa historia. Si estamos conscientes de ello, obramos con conciencia histórica. Un compromiso ético del cual nos ocuparemos más adelante. Por ahora nos interesa precisar que se trata de la  Historia como lugar de realización de la Ética cristiana y como un proceso de construcción donde el ser humano está obligado a discernir la Historia, asumirse responsable del proceso de creación de las posibilidades humanas, no solo como hijos de Dios en el sentido de la fraternidad cristiana, sino además, como especie en evolución.

Sin perder el hilo del concepto estratégico. Vinculemos esta reflexión a la apreciación adecuada de las debilidades y fortalezas políticas, económicas, sociales, y hasta culturales que dependen de un método sencillo para establecer la adecuada ubicación dentro del proceso histórico, en la realidad histórica establecida desde la observación del pasado inmediato percibido como consecuencia del pasado histórico no tan inmediato. Si contamos con una visión fantástica del pasado, es imposible formarnos una visión real del presente. Es algo que parece simple, pero requiere su justa y reiterada atención.

Si no nos formamos un sentido estratégico de la historia, esta no pasa de un estímulo emocional, una religiosidad del heroísmo o un historicismo decadente y anti funcional. Hemos hablado de tener presente el proceso histórico que nos llega desde la historia como un proceso directo de nuestros padres y nuestros ante pasados. Tan real como nuestras vidas. Mencionamos la ética, y lo primero a lo que nos hacen referencia como idea relacionada es la Moral. Bien, la moral como conjunto de principios que nos ayudan a vivir en armonía con la sociedad, como un arte para morar, para vivir en sociedad.
El filósofo Josu Landa
 de la Universidad Nacional Autónoma de México
durante uno de sus seminarios sobre Éticas de Crisis
 (Cinismo, epicureismo, estoicismo)
La ética en el sentido como la pensaban los Griegos. El ethos, que va más allá de lo moral para penetrar en la vida misma. Ethos como un conjunto de principios para vivir en armonía en el interior de nosotros mismos, vivir con el espíritu de nuestros ante pasados que han perpetuado sus vidas en nuestros genes. Tenemos marcados las señas en una muestra de nuestro cabello o en la sangre. Somos esa misma vida, y seremos la vida que perpetuemos en nuestros hijos. La conciencia de esa realidad genera un compromiso con la vida de ellos y la de nosotros, de los que somos y seremos en ellos cuando hayamos partido de este plano físico, compromiso con aquellos donde dejamos nuestra vida. Pregúntenle a su ADN.
Consciencia Histórica Pensada como armamento para la defensa.
Hace rato que llegó la hora de pensar en el conocimiento de la historia como un armamento muy útil, así como en la década de los ochenta del siglo veinte, el Ministerio de la Defensa  reconoció en las comunicaciones un arma estratégica. Formarse un mapa mental de la manera como dividiéndonos se mantuvo el dominio, y uniéndonos alcanzamos la independencia política. Esta es una idea básica para entender la dialéctica de una historia para la liberación. 

En este nuevo milenio, ante las nuevas generaciones de guerra, establecer un concepto de Realidad Histórica es indispensable para no errar la táctica de comprensión del sentido de la Soberanía. No es un hecho fortuito ni aislado que los primeros conquistadores, una vez invadida América hablaran del olvido del pasado. Tampoco es casualidad que siempre los actuales aspirantes a administradores coloniales lo repitan. Tampoco es casualidad que el triunfo de los ejércitos patriotas lograra su objetivo después que Bolívar lograra unificar el mando. La liberación civil también debe nutrirse de ese concepto bolivariano: de la unión surge la fuerza liberadora. Une y liberarás.

El programa de Historia de Venezuela está planteado en términos de elaborar un análisis de los períodos históricos de Venezuela desde los primeros pobladores hasta la llegada del europeo y, conocer su organización social, política, cultural, económica a través de la observación de los hechos históricos mediante la lectura y la investigación documental. Esta realidad se comprende en su justa dimensión cuando apreciamos los influjos del conflicto que subyace tras todo recuerdo histórico, los intereses de las potencias económicas y militares en un mundo multipolar. 

Aquí nos ubicamos en la realidad histórica del presente manifestada en la Ley del Plan de la Patria. Documento que en el futuro servirá para ubicar a los historiadores con respecto al rumbo que asumíamos, lo que será en el futuro para ellos, nuestra realidad histórica. 

José Manuel Briceño Guerrero
(1929 2014)
Para entender la Independencia como proceso histórico, debemos observarla desde la conformación inicial de la dependencia. Nos presentamos ante una cultura dominante que impone su cosmovisión en los mundos distintos al suyo. Esta cosmovisión que el filósofo venezolano caracterizó la cosmovisión de Europa la primera en su libro, El Laberinto de los tres minotauros, Caracas, Monte Ávila Editores, 1994. Allí explica en detalle: cómo los cuatros principios integran la cosmovisión europea, la cual al ser implantada en América, recrea la cultura española con un germen de resistencia y rebeldía. A cada uno de esos principios los representamos con un símbolo que los expresa para  llevarlos con más facilidad, tanto en planos mentales, o como ayuda memoria. El filósofo explicó detalladamente cómo se relacionan estos principios, los sustituimos por símbolos para manejarnos con su sentido resumido en ellos. Representamos la cultura hegemónica y sus instituciones de manera simbólica y los combinamos para explicar su dinámica.

Llegó a formularse una teoría de la dependencia[i], a la cual no se le consideró en una justa dimensión, como para que lograra llevarla a un plano más integral en cuanto al estudio más extenso dentro del concepto de Independencia Integral. Entender cómo evolucionó el proceso de dependencia para poder entender: ¿De qué nos independizamos y cómo generamos nuevas formas de dependencia?

Es menester una visión geopolítica y geoestratégica que nos permita apreciar cómo fueron desplegadas las fuerzas de dominación, una vez concluida  la invasión del territorio, el sometimiento y la conquista continental; cómo y cuáles fueron los nudos que nos ataron (a la América toda, Abya Yala) a la dependencia foránea, y si realmente es verdad que todos esos nudos o vectores de la fuerza de dominación colonial fueron desatados integralmente, o si fueron sustituidos por otros. En resumen, saber por qué la lucha por la independencia continúa.




[i] La Teoría de la Dependencia salió al paso a la Teoría del desarrollo elaborada entre los años 50 y 70 del siglo XX.