No es posible escribir la teoría
bolivariana de la historia, no porque no exista, sino porque su existencia es
dinámica, está en el plano de la realidad histórica, la cual equivale a toda la
realidad vivida desde aquel primer momento que podamos recordar hasta la
percepción consciente del instante presente, es decir, la sumatoria de cada
segundo de la vida.
Si es posible escribir la teoría
bolivariana de la historia, es posible porque su existencia nos ha llevado a
identificarla con un nombre. En el principio, las cosas no tenían nombre, para
identificarlas había que señalarlas con el dedo. Así lo enunció un profeta
latinoamericano, cuyo nombre queda reservado para quien lo haya escuchado o
leído su testimonio.
Podemos comenzar por llegar a un acuerdo
con respecto a lo que entendemos con teoría. El mínimo común múltiplo de la
teoría podemos enunciarlo con la palabra explicación. Explicar significa
continuar de manera provisoria con el enunciado. ¿Cómo podemos entender que
algo es bolivariano? Al igual que la palabra teoría, esto resulta muy complejo.
Extraemos un mínimo común denominador de lo bolivariano. Su fórmula inicial
equivale a la libertad multiplicada por la integración, elevado al cuadrado.
Alguna persona puede inferir que eso no
es posible, y seguramente tendrá razón. Pero si en lugar de eso dijera otra
fórmula como por ejemplo: masa por aceleración elevada al cuadrado, en eso si
creemos religiosamente, como un misterio que no entendemos, pero que tenemos la
certeza de que es verdad porque ha sido comprobado científicamente.
Detengámonos un instante sobre 1905
cuando Alberto Einstein describió la física del movimiento en el marco de un
espacio-tiempo plano. Enrique Poincaré (1854 1912) había tratado de explicar la
relatividad del tiempo espacio, la velocidad de la luz. A nosotros nos interesa
la idea de que existe una relatividad entre el espacio y el tiempo, no plano,
sino en el tiempo histórico. Simultáneamente suceden cosas en la China y en
Venezuela, lo que sucede en todas partes cambia el rumbo de la historia. La
historia de todas partes es la historia de la humanidad, de la vida, la
historia natural. En una realidad mutilada, con un pedacito de la realidad,
podemos tener a penas, una idea de las cosas, una muestra del universo si
estamos conscientes de su relación con la totalidad.
Nuestra historia es menos compleja.
Encerramos dentro de un paréntesis a la representación de dos fuerzas, para
señalarlas con el dedo, para hacer conciencia de que existen. La fuerza de
dominio colonial, y la fuerza de resistencia liberadora. Detrás quedan cerca de
cincuenta mil años de historia desde que el ser humano comenzó a concluir el
primer proceso de globalización, la globalización de a pie. Su distribución y
evolución desde el momento en que Luci y Ardi descendieron de las ramas para
iniciar el éxodo hacia la totalidad del planeta por la voluntad de vivir.
Señalamos con el dedo un momento sobre
un espacio insular que los nativos identificaban como la tierra de Hatuey en la
Quisquella, entre Borinquen y Cuba, al norte de Coquivacoa, al norte del Cabo
de San Román o desde el puerto de Santa Marta. En la navidad de 1492, con los
restos de la nao Santa María, dejaron construida la primera expresión
arquitectónica del principio señorial de la cosmovisión hispano lusitana en
Nuestra América. Le pusieron por nombre Fuerte de la Natividad y lo encontraron
achicharrado con los cadáveres que aquellos primeros pata en el suelo que
vinieron a hacer la América, quieres antes de morir ya habían preñado algunas
nativas en aquello de la erótica de la dominación. Después del segundo viaje
llegaron con caballos y perros, cañones y pólvora para imponer el dominio con
la superioridad tecnológica.
La tierra de Hatuey fue pronunciada en
la lengua gala como Haití, la Quisqueya mentada La Española, más tarde Santo
Domingo. Allí mismo donde se construyó el primer cuartel, la primera Catedral,
la primera Universidad, la primera plaza de armas, el primer palacio de
Gobierno colonial. Son la figura ecuestre con la espada y la lanza; la Cruz, la
figura geométrica y la Corona. Los cuatro principios que resumen la cosmovisión
de Europa enunciados en la reflexión filosófica de José Manuel Briceño
Guerrero, los cuales subsumimos desde su obra y los representamos con símbolos,
como explican los masones sus enseñanzas para la construcción del templo
interno, la representación del universo, el microcosmos que refleja el
macrocosmos. En la misma forma comenzamos a explicar la relación de dominio
resistencia liberación, que si no se relaciona con todo hecho histórico nunca
se expresa en su justa dimensión si se elude esta relación.
Son dos extremos de una ecuación, el
punto de choque de los vectores donde se encuentran las fuerzas, no hemos
podido medir su intensidad, solo apreciamos que cuando una de estas fuerzas
dominadoras es respondida con mayor intensidad de resistencia, comienza a
vislumbrarse la liberación.
¿Qué o cual historia es esta entonces?
Simón Bolívar representa la expresión
mejor acabada y culta de esa figura ecuestre que se impuso sobre aquella de los
Amadices de América que habían conquistado un continente sembrando su estirpe
en los vientres aborígenes. Los Centauros del Llano que se rebelaron contra la
Oligarquía Criolla que se instaló en 1810 cuando la Corona española declinó su
fuerza de dominación al ponerse de hinojos ante la fuerza militar de Napoleón
Bonaparte.
Tres siglos después de haber llevado los
caballos al llano, surge una fuerza inmensurable que termina de echar fuera al
último militar y virrey para que la clase dominante piense en términos de
independencia, pero la relación de dominación resistencia dominación había
cambiado en cuanto a nuevos actores. Para una clase social, la independencia
garantizaba su posición de clase
dominante, para los otros la guerra no había terminado porque la emancipación
no había germinado sus frutos. Los sueños de libertad e igualdad no se
realizaron con la Independencia.
La primera parte del ideal bolivariano
en su forma más simple de concebir se había elevado a todas sus potencias, la
independencia de un continente se había cumplido gracias al otro elemento del
binomio elemental, Bolívar había sabido integrar todas las fuerzas de un
continente para la independencia. La consolidación de la misma solo sería
posible si el sector liberador no se partía o se dividía en partidos, como
efectivamente el dominio económico e intelectual. Cuando finalmente España
reconoció la independencia de Venezuela, los mineros ingleses cruzaban hacia
esta ribera del Esequibo vibrador para explotar las minas hasta el Yuruari.
Mientras los liberales y los conservadores vivieron la guerra que Manuel
Caballero llamó la guerra de los cien años, financiados y refinanciados por la
banca internacional. Lucharon hasta la ruina hasta los albores del siglo XX.
Hasta este punto nos interesa enunciar dos
elementos del germen bolivariano, libertad e integración. Las antiguas colonias
hispanas consolidaban su independencia, la Corona española asumía el asunto
como la des – integración de su imperio en América. La cultura de dominación se
desintegraba cuando la voluntad militar y política de esta América se integró, al
perder la unidad entregaron su independencia a los acreedores de sus gastos de
logística para la guerra. Las fuerzas racionales de dominio colonial, o neo
colonial se imponen. La independencia integral que el presidente Chávez
mencionó en su discurso, es una segunda independencia que está surgiendo de la
integración de Nuestra América a través de instituciones como el Celac, el Alba
y Merco Sur, por citar algunas de las variantes que surgen de la idea
integradora.